¡Quiero estar con El!.

¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!

Jorge Adolfo escribió:"Ésta es una poesía del místico carmelita y español San Juan de la Cruz. Sólo los que han alcanzado los más altos grados de la mística pueden comprender la profundidad y sentido de sus palabras"

No es necesario ser un místico católico para experimentar a Dios.

Jorge Adolfo escribió:Eso de la "mística" es medio raro, no?

Jorge Adolfo escribió:Y...¿cuál es la acepción que estás utilizando en este caso particular?